Si me detengo

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Si me detengo, me veo. Una niña en el campo. Olor a pan de miel y a castañas asadas. El telar crujiendo a la hora de la siesta.
Me veo. Largas horas tejiendo. Hilando.
Cerca de los leños y las cabras.
Cerca de la falda de mi madre, del olor acre del ganado.
Cerca de la escarcha en nuestro huerto.
Lejos de este ejército al que me consagro.
Pero no puedo detenerme. Avanzo. Cientos de hombres me prestan sus manos para matar a otros hombres. Me hiere lastimarlos. Aunque no sea yo quien atraviesa la carne (Avanzo)
No hay nombre para el dios que me toma y me quema.
Por eso la espada.
Porque es inútil nombrarlo.





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20 comentarios:

Veronica dijo...

El olor a castañas asadas.
Comparto su imagen infantil con olor y sabor a frutas secas.
Un abrazo.

Unknown dijo...

Hola, me estoy deleitando con la magia secreta de tu espacio, realmente me encanta y seguiré leyéndote.
Te invito a pasar x mi laberinto!
Saludos

PIER dijo...

Exelente!..
Que post más inquietante.
jo!. Me ha encantado.

Que estes bien.
abrazos.

Max dijo...

Una firme sensación a recuerdo, una invasión instantanea de aromas en cascada, recordando a cada paso lo inevitable, atravesando cual punta de lanza hiriente, desangrante. Detenerse es mirar dentro, pues avanzar es acabar con el centro, Como una especie de injusta Párvati, atravesando las almas, espadas que empuñas, espada que utilizas, los dioses son dioses para ser nombrados aunque miren para otro lado...
Quijote Manchado

Anónimo dijo...
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marina koalis dijo...

Ohhhhhh... Traduzco: largo suspiro de admiración y placer.
Juana de Arco, verdad? (lo confirmé con el D' arc...)

Un beso de septiembre

Anónimo dijo...

Paz en las montañas y fuego creciente mientras se busca evitar violencia.

Grandes saludos,

Versions.

MaLena Ezcurra dijo...

Pétalos amarillentos invaden sus letras, y ese aroma a saudade...


La abrazo.

MaLena.

Belén dijo...

Hoy yo misma me pregunto por qué sigo, cómo es que sigo con mis propias heridas en un mundo en el que los demás (sobre todo esa persona) ya curó la suyas, y es feliz. A veces una no sabe por qué hace las cosas, ni cómo llamarlas, ni si tienen nombre. Simplemente las hace.

natalia dijo...

Es inútil nombrar al Dios que me lastima
si lo llevo incorporado mientras El me incorpora.

Anónimo dijo...

Hubo que volver a leer para descubrir a Juana, lastimada por dios y evocando su infancia, cuando lo hice me emocioné hasta que mis ojos brillaron.
Te descubrí hace un rato auqnue recien hoy te comente.
S.

meridiana dijo...

Que bello!!
Que grande es todo aquello que nos recuerda... esos gratos momentos de la infancia.

Un saludo

Vanesa Aldunate

Unknown dijo...

Hay otra Juana niña; está cerca de su padre más que de su madre. No se cría con olor a castañas sino a chocolate humeante, espeso. Es como un espejo de esta. De hecho tiene una voz que llama, juana, para que se enfrente. Pero ella no empuña ninguna espada; se encierra en el silencio. Y recuerda. Recuerda las mañanas de la infancia; recuerda el abrazo del padre, las canciones que alguna vez le cantó. Está arrobada por el recuerdo; el recuerdo es su lucha. La otra que la nombra, la única que puede nombrarla quiere traerla de nuevo a la palabra. Cada una es un ejército para sí misma.

Sintagma in Blue dijo...

Así somos los hombres, amamos, matamos y buscamos culpables más allá de nosotros mismos...

emmanuel méndez dijo...

qué hermoso, de veras.
ese dios anónimo, al que hay que bautizar cada día con sangre...
si nos detengos es por el sofoco.

.M dijo...

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(el miedo esconde silencios
de antaño nunca vistos
y huimos sin resguardo a lo
que vendrá)
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MaLena Ezcurra dijo...

Vengo a abrazarla.



MaLena.

meridiana dijo...

Terrible esa imposibilidad de nombrar, una fulguración de la mística salvaje, como Miguel Angel Bustos que en uno de sus poemas dice:

"me como a Dios
como mi salvación y espanto"

saludos

Lilián

Verónica E. Díaz M. dijo...

El final me quedò difuso... pero me detuve, al principio, el tiempo necesario para verte a ti y a todo...

Un abrazo

Arha dijo...

saber que me han leído es tanto como eso:

que lean en mí


perdón por el silencio


a mí también me aturde





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pronto regreso