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árbol de palabras
en el desierto de lava

lucidez de la sed
ignorarlo todo
sobre ella misma

ausencia de lluvia
saber que no recuerda que sabe
que anidan los frutos en sus pájaros

vuelo inmanente
en el sol de la especie

sus ojos a través del miedo
pueden tanto

desafío combustión a terror
a risa a juego de niñas
que se espantan de ellas mismas

sostenerse en el filo brutal de la incerteza

mi herida transversal
le señala el camino
a lo que pide ser en mí brotar de mí
ser arrancado de cuajo
y volver al día
entre raíces húmedas de palabras


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el viento deshojando los cuerpos
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llueve en el desierto de lava
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sorda lucidez de la sed
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leer un rato, esta vez

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El pulso (fragmento)


-¿Lo creerás, Ariadna?- dijo Teseo –El minotauro apenas se defendió

Jorge Luis Borges, La casa de Asterión