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Me despierta el sol que no respeta las persianas. Abrir las ventanas que me traspase el día. Rendirme ante los ojos de mi perro. Otra vez reencontrarlo.
Sentir la piel distinta. Modificación del desierto. Nada cambió y sin embargo.
Calentar agua. No estoy sola en el silencio que se pobló de pájaros.
Despertar a mi niña. Entregarle un regalo. Reímos entre témperas, reímos en colores como náufragos que aman su isla.
Envolvente mañana.
Saltan sus once años alrededor mío, sus once vidas pidiendo que salgamos.
Miro el mundo me miro en el mundo.
Descubro brotes verdes en el humus de mi herida.
Caminamos.
La vida insiste en abrirse paso.
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